A medio camino entre el documental y la ficción se presenta la historia de “Carmen y Lola” la opera prima de Arantxa Echevarría. “Carmen y Lola” es la historia de dos adolescentes gitanas que experimentan el primer amor dentro de una comunidad en la que la mujer lesbiana está totalmente silenciada, es invisible. A parte de describirnos las sensaciones del enamoramiento entre estas dos chicas, Echevarría nos muestra un retrato de la sociedad gitana actual; costumbres, tradiciones y filosofía de vida que en algunos aspectos nos resulta chocante para los tiempos en los que vivimos. A sus cincuenta años Arantxa ha conseguido levantar su primera película, a pesar de llevar toda una vida trabajando en el mundo del cine. Todo pinta a que la de Bilbao sonará bastante en la oleada de premios, ya que tras años de trabajo para sacarla adelante, ha conseguido contar una historia potente, llena de matices y reflejos de una comunidad, la gitana, en la que la mujer está silenciada. Las interpretaciones a cargo de actores no profesionales, junto con e uso de cámara en mano, son dos de los aspectos que hacen que el film se acerque tanto al género documental. Zaira y Rosy, defienden con verdad la historia de amor que cimienta la narración, creíble en todo momento, y evitando caer en “pasteladas” comunes de este tipo de historias. Junto a ellas orbita el mundo familiar, que muestran, con algún que otro tópico, el modo de vida de la sociedad gitana, poniendo el foco en la escasa escolarización, o la sumisión de la mujer dentro del propio núcleo familiar.
Una película interesante, que nos acerca a la realidad de un colectivo que siempre está en un segundo plano. Con un ritmo lento que va dosificando la historia, pero que en ciertos momentos la trama es estirada de más, generando esa sensación de no avanzar, y que se hubiese solucionado con eliminar unos minutos de metraje. Aún así, consigue mantener la atención del espectador ante la fascinación de este universo.